07 diciembre 2012

Hoy se inaugura temporada de La Scala con "Lohengrin" en homenaje al bicentenario de Wagner



Diario La Razón. Dario Menor - Roma

Dos de los más grandes compositores de la historia de la ópera, Giuseppe Verdi y Richard Wagner, nacieron el mismo año, 1813. ¿A quién debe elegir para abrir la temporada en que se celebra el doble bicentenario el teatro de La Scala, el coso operístico más importante del mundo? Sorprendentemente, y en un caso de falta de patriotismo cultural muy inusual para Italia, el auditorio milanés ha elegido al extranjero en lugar de al compatriota. Es Wagner, con su obra «Lohengrin», el que sonará en la «prima» del viernes, festividad de San Ambrosio, patrón de la capital lombarda y día en que tradicionalmente inicia la temporada en La Scala.


La decisión de dejar a Verdi para la apertura del año que viene con «La traviata» ha provocado una gran polvareda en Italia y no ha sido entendida por parte del público. Incluso hay quien sostiene que está detrás de la sorprendente ausencia del presidente de la República, Giorgio Napolitano, en la representación de la noche del 7 de diciembre. Históricamente, el jefe del Estado siempre acude a la «prima» del teatro milanés: lo ha hecho en cuatro de los últimos cinco años. Sí estará, en cambio, el primer ministro, Mario Monti, que también acudió el año pasado. 



Napolitano ha justificado su ausencia enviando una carta a Daniel Barenboim, director musical de La Scala, en la que dice que sus obligaciones le fuerzan a quedarse en Roma. Subraya, además, el presidente que su decisión no tiene nada que ver con la pugna entre wagnerianos y verdianos. «Estos dos grandísimos personajes de la música del siglo XIX pertenecen a la historia de la cultura y de la creatividad europea, y deben tener ambos un puesto de honor en el programa de ópera de los mayores teatros italianos», zanjó la polémica Napolitano, calificándola de «patética». La Scala parece haberle hecho caso, pues la temporada 2012-2013 está casi enteramente dedicada a estos dos compositores, si exceptuamos un Rossini («La scala di seta») y Rastakov («A Dog’s Heart»), aunque el de Busetto gana al alemán: de Verdi se verán siete títulos («Falstaff», «Nabucco», Macbeth», «Oberto, conte di San Bionifacio», «Un ballo in maschera», «Aida» y «Don Carlo»), de Wagner seis («El anillo del Nibelungo», «Sigfrido», «La valquiria», «El holandés errante», «El oro del Rhin» y «Lohengrin»)



Un hueco para estar con Muti
Pese a sus palabras, los gestos del jefe del Estado han ido por otro lado. No tuvo problemas de agenda para acudir el pasado 27 de noviembre a la apertura de temporada del Teatro de la Ópera de Roma, dirigida por el maestro Riccardo Muti. En la capital, a diferencia de lo ocurrido en Milán, Verdi, con su obra «Simon Boccanegra», sí fue el elegido para la «prima». La representación, en la que estuvieron presentes Monti y varios ministros, tuvo un enorme éxito. El superintendente de La Scala, Stephan Lissner, quien cambiará el coso milanés por la Ópera de París en 2015, donde se ocupará de la dirección artística, ha pedido que no se analice la «prima» de Wagner siguiendo la lógica «inútil y superficial» de la polémica con Verdi. Defendió que el compositor alemán «pertenece a la historia de La Scala» y subrayó que «el mundo nos envidia» por el cartel del «Lohengrin». Y no es para menos, pues en él destacan las voces del tenor Jonas Kaufmann, el bajo René Pape y la soprano Anja Harteros. Los tres son alemanes (aunque Kaufmann se nacionalizó suizo), como ocurre con la mayoría de los mejores intérpretes de Wagner. El maestro Barenboim se encargará de la dirección musical, mientras que la escenografía estará firmada por Claus Guth.



Esta ópera de Wagner, con sus tres actos y más de cuatro horas de duración, cuenta la historia de Lohengrin, el caballero del cisne, hijo de uno de los caballeros de la mesa redonda. Kaufmann, encargado de dar vida a Lohengrin con su media melena rizada y su rostro de rompecorazones, salvará a Elsa di Brabante (interpretada por Harteros), se enamorará de ella y la pedirá como esposa, pero tratando de mantener siempre oculta su verdadera identidad. Barenboim, comentando el «Lohengrin» en un reciente encuentro con estudiantes de la Universidad Católica de Milán, dijo que esta falta de claridad sobre sus orígenes podía encontrarse en otro héroe contemporáneo, James Bond. «El agente 007 no desvela nunca a las mujeres quién es de verdad ni de dónde viene... Debe de ser una herencia wagneriana...», bromeó.



Analizando su personaje, Kaufmann comentó que estaba «dividido en dos»: por una parte el héroe semidivino, por la otra «el hombre capaz de perder la cabeza y enamorarse, aunque sin poder revelar en ningún momento quién es». «Se trata de una situación compleja, que no sabe gestionar. Demuestra que los superhéroes no deben tener familia. Lohengrin sabe hacer milagros pero no es capaz de enfrentarse a las mujeres. Su misión especial en el mundo falla. Tal vez era su primera vez. También James Bond tuvo que partir de cero antes de convertirse en 007», bromeó el tenor.
Pese a su larga duración, «Lohengrin» es la ópera de Wagner «más fácil de escuchar», según aseguró Barenboim, quien la consideró además la obra «armónica menos interesante» del compositor alemán. Como ha ocurrido desde que Lissner se hizo cargo de la superintendencia de La Scala, hoy se celebrará una «anteprima», previa a la inauguración oficial de la temporada. Esta representación está especialmente pensada para los menores de 30 años, que pueden beneficiarse de un billete a un precio reducido. 





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