23 septiembre 2011

Este domingo en "Tardes de Ópera" presentamos "Il Pirata" de Vincenzo Bellini

Se transmitirá este domingo 25 desde las 5 pm en Radio Filarmonia 102.7 fm, online en
www.filarmonia.org y también puede ser escuchada por iPhone y iPod Touch

Este domingo 25 de setiembre nuevamente conduciré el programa "Tardes de Ópera" de Radio Filarmonía, en el cual presentare "Il Pirata" de Vincenzo Bellini.

Esta es una version en concierto que se dio en el 2002 en el Teatro de Chatelet en Paris, con el tenor Marcello Giordani y la soprano Renée Fleming, dirigidos por Evelino Pidó.

La transmisión puede escucharse también via web en la pagina de Filarmonía y puede escucharse por iPhone y iPod Touch.

LA OBRA

"Il Pirata" se estrenó en la Scala el 27 de octubre de 1827, alcanzando quince representaciones esa misma temporada. El compositor tuvo la fortuna de encontrar a dos grandes cantantes entonces en la cumbre de sus facultades: el tenor Giovanni Battista Rubini y la soprano francesa Enrichetta Méric-Lalande, para quienes escribió los papeles de Gualtiero e Imogene. El libretista, Felice Romani, se basó en "Bertram" de Charles Maturin, estrenada en 1816, una pieza que tenía todos los ingredientes propios del romanticismo más exaltado: un amor adúltero, un héroe al margen de la ley pero noble y valiente, una heroína que pierde la razón y un final trágico. Romani hizo un libreto en el que conservó la esencia del drama original pero alteró las situaciones, redujo los personajes y adaptó los versos para que Bellini pudiese verter en ellos las excelencias de su prodigiosa vena melódica. "Il Pirata" es una ópera de gran amplitud, con importante intervención coral, teatralidad convencional pero efectiva y, sobre todo, un lenguaje operístico innovador y anticipatorio de la línea que iba a seguir el melodrama italiano. El papel de Gualterio require un tenor lírico-spinto pero que domine el estilo belcantista, mientras que la soprano, en uno de los papeles difíciles de todo el repertorio, es una lírica con cuerpo capaz de expresar momentos del más subido dramatismo combinado con un completo dominio de las agilidades más espectaculares y de la capacidad para la expresión del canto legato de tonos elegíacos. Tal vez a estas dificultades se deba lo escaso de las representaciones de esta ópera.


El libreto para El Pirata fue tomado de una obra francesa titulada Bertram, ou le Pirate, la que a su vez era una versión de la obra inglesa Bertram, escrita por el coadjutor irlandés Charles Maturín. Maturín complementaba sus ingresos escribiendo romances góticos y novelas de horror. Walter Scott, amigo de Maturín, fue quien dio a conocer Bertram; cuando la recomendó a Byron como "una de esas cosas que, o logran un rotundo éxito, o se condenan en gloria." Como consejero literario de la línea teatral Drury, Lord Byron convenció a Edmund Kean, el actor más famoso de aquél entonces, de que fuese la estrella de Bertram. La obra fue una fabulosa oportunidad para que Kean exhibiera su increíble capacidad de expresar pasión y cólera y fue de gran éxito, ya que sentaba a la perfección al gusto romántico de la época.


Escucharemos una versión en concierto que se dio el Teatro de Chatelet de Paris, el 13 de mayo del 2002 con el siguiente reparto:

La soprano Renée Fleming: Imogene, esposa de Ernesto, Duque de Caldara
El tenor Marcello Giordani: Gualtiero, el pirata y antes Conde de Montalto
El barítono Albert Schagidullin: Ernesto, Duque de Caldara
El tenor Mirko Guadagnini: Itulbo, teniente de Gualtiero
El bajo Enrico Turco: Goffredo, ex tutor de Gualtiero
la soprano Patrizia Biccirè: Adele, dama de compañía de Imogene

Coro y Orquesta Filarmónica de Radio Francia
Director: Evelino Pidó




ARGUMENTO

Antes de iniciarse la ópera: Imógenes, su padre y su prometido Gualtiero apoyaron al príncipe Manfredo, el hijo natural del emperador Federico II, en su conflicto con Carlos de Anjou. Cuando Manfredo acaba derrotado, Gualtiero se vuelve pirata, con la esperanza de amasar fortuna y con el tiempo casarse con Imógenes, pero ésta fue forzada a casarse con el duque Ernesto, el peor enemigo de su padre. Cuando la ópera comienza, los piratas de Gualtiero han estado luchando en contra del ejército de Ernesto en las costas de Sicilia. Ernesto sale victorioso.
ACTO 1
Una playa Siciliana, alrededor de 1266. Mientras sube el telón, se desata una tremenda tormenta. Un ermitaño de la localidad les suplica a un coro de pescadores que recen por las vidas de los navegantes (los piratas de Gualtiero) que se encuentran en peligro de naufragar. El misterioso barco se salva misteriosamente y los tripulantes desembarcan. Los pescadores agradecen y envían un recado a Imógenes, una mujer de la nobleza, seguros de que ella proporcionará alojamiento y comida a los desconocidos.
Gualtiero no sale de su asombro de haber sobrevivido la tormenta. El ermitaño, que resulta ser su antiguo consejero Gofredo, lo reconoce en un instante. Gofredo se da cuenta que los piratas corren peligro por encontrarse en el territorio de Ernesto, y no deben ser reconocidos, especialmente por Imógenes. Gofredo le pide a Gualtiero que se esconda antes de que la dama que se aproxima lo reconozca, pero no le dice quién es. Disgustado por encontrarse de nuevo en territorio enemigo, Gualtiero reconoce que lo único que lo sostiene vivo es la esperanza de conquistar a Imógenes.
Imógenes llega, lista para consolar a los navegantes. Ella encuentra a Itulbo, compañero de Gualtiero, y se informa sobre la seguridad del líder pirata. Al saber que Gualtiero probablemente se encuentra esclavizado o muerto, Imógenes por poco se desmaya. Adela, su dama de compañía, la aparta, e Imógenes confiesa que soñó que Gualtiero se encontraba herido y que su barco había naufragado. Mientras que el coro de pescadores alude a la angustia de Imógenes, Gualtiero sale de la pequeña casa de ermitaño y reconoce a su antigua prometida. Imógenes lo ve también, pero no lo reconoce; Itulbo presenta al pirata como un navegante triste.
Aquella noche, en la terraza en frente de la mansión de Imógenes y de Ernesto, un grupo de piratas se encuentra divirtiendose. Itulbo les dice que se callen. Imógenes ya viene en camino, y él no quiere que reconozca a los piratas como los enemigos de su esposo.
Imógenes y Adela llegan, esperando encontrarse con el extraño navegante que habían conocido esa tarde. El había causado una buena impresión en Imógenes, y ella quiere hablar con él más a fondo. Gualtiero llega, e Imógenes indaga sobre su identidad y su pasado. Gualtiero sólo le dice que sufre terriblemente y que está solo en el mundo. Cuando Imógenes está a punto de salir, él permite que lo reconozca. Imógenes primero se queda paralizada, después le horroriza verlo de nuevo, porque sabe perfectamente el riesgo que él corre al estar cerca de la mansión de Ernesto. Ella confiesa que fue forzada a casarse con Ernesto, que si se hubiera negado, su anciano padre habría muerto en la prisión.
Las damas de compañía de Imógenes entran con el hijo de ésta. Gualtiero se enfurece al ver al niño, ya que se parece a Ernesto. Ciego de cólera, Gualtiero casi mata al pequeño, pero lo detiene el grito de Imógenes. De repente, Adela aparece con las malas noticias de que inesperadamente el duque ha regresado a celebrar su victoria.
Ernesto llega, con el acompañamiento de un coro de soldados. Su triunfante ánimo disminuye ante la angustia de Imógenes. Ella se disculpa diciendo que se siente débil y mareada. Ernesto intenta animarla diciéndole que Gualtiero ha sido derrotado. Desconfiando, Ernesto le pregunta acerca de los navegantes a quienes ella ha estado ayudando.
Los piratas se ponen en fila, dirigidos por Itulbo. Gualtiero se encuentra entre ellos; luchando por controlarse ante Ernesto. Ernesto interroga a Itulbo sobre los navegantes. Insatisfecho con las respuestas de Itulbo, Ernesto detiene a todo el grupo hasta que puedan comprobar que no son piratas de Gualtiero. Imógenes intercede y convence a su esposo que permita que los navegantes regresen a sus casas. Los piratas se lo agradecen.
En medio de la confusión, Gualtiero le pide a Imógenes que le dé la oportunidad de hablar a solas; ella le ruega que simplemente se vaya a casa y Ernesto se atormenta con extrañas sospechas. De repente, Gualtiero se lanza hacia Ernesto, pero se detiene cuando Imógenes se desmaya. Ernesto, que ni siquiera se dio cuenta del intento de ataque de Gualtiero, se encuentra confundido con la súbita enfermedad de su esposa. Imógenes es trasladada a su recámara.

ACTO II
En la recámara de Imógenes, Adela la convence de que vea a Gualtiero por última vez. Las mujeres están a punto de salir cuando escuchan las pisadas de Ernesto, quien ha venido para interrogar a su esposa acerca de su enfermedad.
Imógenes evade las preguntas, afirmando que su sufrimiento tiene que ver con la pérdida de su familia. Ernesto sospecha la verdad y le exige que le diga si todavía ama a Gualtiero. Ella contesta que sí, pero, dado que Gualtiero ha muerto y se encuentra bajo tierra, ella sabe que nunca más estará con su amado. Un mensajero interrumpe la conversación anunciando que Gualtiero está vivo y que se esconde en esa misma mansión. Imógenes le advierte a Ernesto que Gualtiero matará tanto a él como a su hijo, pero Ernesto se dispone a encontrar y a castigar al pirata.
La terraza del castillo, al amanecer. Itulbo trata de convencer a Gualtiero de que se marche, pero el líder de los piratas está decidido a llevarse a Imógenes o a vengarse.
Gualtiero e Imógenes se encuentran en secreto. Él amenaza con matar a Ernesto si ella no se escapa con él. Imógenes se niega pidiéndole otra vez que se retire. Gualtiero le dice que su destino está encadenado a ella, o se venga o muere. Gualtiero intenta otra vez convencer a su amada de que se escape con él y juntos buscar la felicidad. Imógenes está convencida de que ese camino sólo traerá remordimientos, y le vuelve a insistir que se vaya y se olvide de ella para siempre. De repente Ernesto, que ha llegado ante los amantes sin que éstos se den cuenta, sale de entre las sombras para retar a duelo a Gualtiero. Los dos hombres salen de ahí para pelear e Imógenes corre detrás de ellos.
El vestíbulo del castillo. Gualtiero mata a Ernesto en el duelo. Un coro de damas y caballeros lamentan la muerte de Ernesto y juran buscar justicia. Gualtiero se encuentra en medio de sus enemigos. Él ha ayudado el escape de sus hombres y está dispuesto a morir. Se le informa que el consejo de ministros se ha reunido para determinar su sentencia. Resignado ante su situación, Gualtiero le pide a Adela que explique su comportamiento a Imógenes, que aunque la haya agraviado, también la ha vindicado.
Ahora Imógenes entra con su hijo de la mano. Ella se encuentra enloquecida; le pide a su hijo que la disculpe ante Ernesto. El coro anuncia que Gualtiero ha sido condenado a muerte. Imógenes imagina la ejecución de Gualtiero y sabe que no sobrevivirá la muerte de su amado.

2 comentarios:

Daniel Ágreda Sánchez dijo...

¿Y cómo le hago para escucharla desde el iPhone? ¿Hay que bajar alguna aplicación?

Gracias por su respuesta :-)

Gonzalo Tello dijo...

En la pagina principal de Filarmonía www.filarmonia.org hay un icono de enlace en la columna derecha con la foto de un iphone. Cliqueas y te direcciona al reproductor para iphone.